- Alba Ranis
La identidad digital Web3 ya está aquí
La identidad digital es el conjunto de datos y acciones que almacenamos a nivel digital, que ayudan a tener una idea bastante clara del perfil, gustos y habilidades que muestra una persona y cómo será vista por otros usuarios en el ciberespacio. . ¿Sabrías enumerar todo lo que conforma tu identidad digital?
Por un lado están los datos, como nombres, usuarios, números de cuenta, direcciones, registros médicos, transacciones… y por otro lado están las acciones que realizas, los lugares a los que vas, las películas que ves, las recetas que visualizas, los enlaces en los que haces clic, tus contactos, tus publicaciones… Además, la información que no aparece en Internet, también dice mucho de ti, por ejemplo el hecho de no tener redes sociales. Y por último cabe destacar que las opiniones de terceros también forman parte de esta identidad digital.
Hoy en día la identidad digital ha cobrado mucha importancia, la línea entre lo real y lo digital es cada vez más difusa, con el objetivo de automatizar y agilizar los procesos de verificación y gestión de datos simultáneamente. Es muy común quejarse de lo tedioso que resulta tener que repetir datos una y otra vez cuando estamos a punto de realizar un registro o de la dificultad para algunos de gestionarlos de forma simultánea y aislada.
La gran mayoría de personas sentimos la necesidad de tomar el control sobre nuestros datos, y esto surge de la necesidad de evitar fugas de datos personales y el peligro de tener que regalar nuestros datos sin una protección que nos respalde.
El desarrollo de proyectos para gestionar datos de identidad digital basados en la tecnología que predomina en la Web3, es cada vez más común, ya que esta tecnología busca darle el control sobre su identidad a las personas y no a terceros.
La Identidad Digital descentralizada y autogestionada
El creciente interés del usuario por la gestión y recuperación de la propiedad de la identidad personal está haciendo que la blockchain sea vista como una solución para evitar casos como el de Equifax, donde un ciberataque logró acceder a los datos personales de aproximadamente 145 millones de clientes, obteniendo al menos al menos 209.000 credenciales de tarjetas de crédito.
Ejemplos como este son cada vez más populares así como casos de pishing o suplantación de identidad, en los que las acciones van desde acceder a nuestros datos bancarios y robar dinero hasta cometer delitos en nuestro nombre.
La web3 arroja luz al asunto: el usuario, junto con algunos datos, puede tener un control de sus datos de forma descentralizada que lo identifica de forma única ante los sistemas de verificación en la red donde quiere estar, aunque es un desafío enorme y todavía se encuentran en una fase bastante temprana.
Agilidad y seguridad en los servicios online
Hoy en día los proveedores de servicios están más presentes en el mundo online, lo que nos deja ante el dilema de a quién cedemos nuestros datos, que van desde perfiles personales hasta financieros, y que se encuentran en multitud de bases de datos, muchas de ellas con poca seguridad. Este dilema lo resuelve la web3 a través de su tecnología blockchain, que nos ayuda a tener un mayor control y propiedad de nuestros datos, manteniendo así la seguridad al acceder a cualquier tipo de servicio online.
Acceso a servicios públicos
Muchos ciudadanos estarán de acuerdo en que los procesos digitales de la Administración son los más tediosos y los que peor funcionan. Esto se debe a la gran complejidad que implica gestionar cantidades tan grandes de información y al cumplimiento de muchos estándares, pero actualmente solo alrededor del 16% de las organizaciones públicas han iniciado un programa de confianza digital en España.
Pero hay buenas noticias, el Gobierno se ha propuesto mejorar el DNI Digital, y ha desarrollado un plan para adaptar la Administración Pública a los retos actuales.
El objetivo es hacer los Servicios Públicos Digitales más seguros, ágiles y eficientes, y para ello pasa necesariamente la tecnología Blockchain , que simplifica enormemente el Proceso de Identificación de Usuario o KYC.
Comerciar con nuestros propios datos personales
Hace unos años (aunque parezcan muchos) nos sorprendíamos al poder acceder a increíbles aplicaciones y redes sociales que nos brindaban entretenimiento de forma gratuita. Hoy sabemos que no era nada gratis, y que el producto éramos nosotros, porque pagamos con nuestros datos. Lo llaman economía de datos, y aunque todos pensamos en las 2 grandes, Google y Facebook, empresas de muchos campos nos conocen casi tan bien como nosotros mismos. ¿Por qué quieren nuestros datos? ¿Qué hacen con él?
Los quieren por dos motivos, uno, para estudiar nuestro comportamiento, qué nos gusta, qué tenemos miedo, qué nos preocupa, cómo comemos, si nos sentimos solos, etc…
Por otro lado, comercializan estos datos, los comparten con terceros a cambio de obtener un beneficio. Con toda esta información crean perfiles, algunos de ellos inofensivos, para recibir publicidad de zapatos o cosmética natural mientras consultas Instagram, por ejemplo, pero los hay menos simpáticos, como perfiles que rastrean historiales médicos para subir el precio de los seguros. , o ser excluido de algunos servicios.
Sin embargo, las empresas no pueden comercializar ni procesar datos sin informar previamente al usuario, incluso si esta información pasa prácticamente desapercibida y el usuario la firma descaradamente.
¿Qué es una identidad verdaderamente descentralizada?
Cuando hablamos de control total sobre nuestros datos, hablamos de Identidad Digital Autosoberana, un mecanismo digital que facilita el intercambio de datos, manteniéndolos seguros, sabiendo el usuario en todo momento quién accede a sus datos y con qué finalidad . . Esto es posible porque los datos siempre están en el dispositivo del usuario y es el sistema el que crea las credenciales que validan los datos necesarios para múltiples propósitos.
La clave del éxito está en la Interoperabilidad, sin ella caemos en el mismo error, y cada solución será válida para una plataforma específica, por el contrario, si logramos crear mecanismos de interoperabilidad y redes desconocidas que confíen entre sí, estaremos poder operar con la misma identidad digital en varias redes, y entonces sí, tendremos descentralización, seguridad y simplicidad.